El retiro del embajador de Qatar de Egipto, para enfatizar los profundos desacuerdos entre Doha y El Cairo, con motivo del atentado, que el país ha realizado en el territorio libio egipcia, en respuesta a la muerte de los ciudadanos coptos egipcios, destacó la profunda grieta en su lugar entre los aliados árabes de Estados Unidos. Es por eso que la cumbre celebrada en la Casa Blanca entre el presidente Obama y el emir de Qatar, Hamad bin Tamin al-Thani, ha adquirido una importancia mayor, reiterar los lazos estratégicos entre los dos países. La posición de Qatar y otras monarquías del Golfo ha sido a menudo objeto de análisis y crítica posterior, por el apoyo brindado a los grupos islámicos. Lo mismo califato probablemente creció con la financiación de los países del Golfo Pérsico, de Islam sunita, con el fin de desestabilizar a Assad de Siria, el aliado natural de los chiítas iraníes. La evolución del estado islámico, entonces trajo la frontera con Arabia Saudita peligro, muestra clara de un fenómeno fuera de control de los prestamistas iniciales, que, tal vez, se cree que tienen un control total sobre la milicia fundamentalista, inicialmente se comprometió a luchar contra el gobierno en Damasco y luego se han expandido en territorio iraquí. La actitud de Qatar contra Egipto ha sido un motivo de alarma para Washington, que vio a nuevos peligros en la alianza contra el califato. Los Estados Unidos han defendido la acción egipcia, bien contentos de haber encontrado un aliado, por más matriz árabe, aunque dirigido por una dictadura militar, dispuestos a participar en el campo, tanto con las operaciones aéreas, que con tropas de tierra, contra el nuevo frente abierto por el Estado islámico. La actitud de Doha ha recaudado más de una sospecha acerca de las verdaderas intenciones de Qatar, lo que dio la impresión de apoyar a las milicias islámicas en Libia. Este no es un problema reciente, Estados Unidos necesita una alianza basada en los países árabes, que no deben estar sujetos a las grietas, debe, es decir, formar un frente unido contra el fundamentalismo. El apoyo de los egipcios, jordanos gusta es importante, pero ha sido impulsada por los regímenes o gobiernos, si bien declaró que los musulmanes son esencialmente secular. Desde este punto de vista, para combatir la participación del Califato monarquías del Golfo Pérsico, que tienen una mayor implicación con la religión, garantiza una mayor barrera contra las razones del Estado Islámico. Por esta razón, la reunión entre Obama y el emir de Qatar es parte de la estrategia de Estados Unidos para mantener un alto nivel de cooperación con los Estados, que, aunque formalmente aliados, que persiguen una política exterior de una línea diferente de la Casa Blanca. El exponente de Qatar reafirmó su país como garantizar el apoyo a grupos de sólo los musulmanes moderados, y en este curso de acción, probablemente, se acordó con el gobierno de Estados Unidos, sin embargo, como parte de Libia debe comprobar lo que tiene la intención de Qatar para grupos moderados, dada la preponderancia del Estado Islámico. Cabe recordar que en la formación ganadora libio última elección era secular y que se vio obligado a exiliarse en Tobruk sólo por los islamistas, que no le gustaba el veredicto de las urnas, los que probablemente están apoyados por el gobierno de Qatar. Esta reunión no fue del agrado de los republicanos, incluyendo la negativa del presidente de Estados Unidos para reunirse con el primer ministro israelí, invitado por el Congreso, donde el Partido Republicano tiene mayoría. Obama justificó su negativa con la intención de no influir en la campaña electoral en Israel. Acerca de la situación en Palestina, Qatar ha expresado su voluntad de desempeñar un papel de liderazgo en la mediación con el grupo Hamas, cuyos líderes residir en el país.
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