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giovedì 12 ottobre 2017

El Fondo Monetario Internacional contra la Desigualdad

La profunda desigualdad en las economías avanzadas ha sido uno de los temas tratados por el Fondo Monetario Internacional. La conciencia de profunda injusticia, lo que provocó profundas diferencias en los ingresos debido a la rigidez de la política fiscal y la presión fiscal sobre las rentas del trabajo a favor del capital, se ha convertido en un motivo de preocupación, ya que puede poner en peligro la cohesión social y por lo tanto tienen reflexionando sobre el equilibrio político de un país y llevando a una contracción del crecimiento económico. El fenómeno es típicamente occidental o, en cualquier caso, economías avanzadas, dado que, en un contexto global, los índices de desigualdad se reducen a las economías en desarrollo; A este respecto el ejemplo de China e India es elocuente para la reducción de las diferencias de ingresos, aunque en un marco, que todavía se enfrenta a profundas diferencias, pero que, al mismo tiempo, muestra una tendencia a la disminución de la desigualdad. El problema de las economías avanzadas económicamente es que representan el mercado más grande del mundo, por lo que una reducción en el poder adquisitivo de la clase media y media baja provoca una contracción en el comercio. Sólo este factor debería impulsar una respuesta inmediata a los gobiernos para tratar de remediar una situación que reduzca el crecimiento interno y también los ingresos fiscales. Sin embargo, la única razón económica no es suficiente para combatir la desigualdad, hay razones de equidad, que imponen una intervención impuestos puede hacer una redistribución de los recursos, superando incluso el concepto de permitir beneficios uniformes a la clase social, sino de crear, en cambio, las condiciones de de mayor beneficio para los partidos sociales que han sido penalizados por las crisis económicas, la globalización y la rigidez fiscal. Es innegable que, hasta ahora, el capital ha disfrutado de un cambio en su beneficio de la distribución general del ingreso. La necesidad de un aumento de los salarios medios ya no es negociable ni siquiera para superar la falta de movilidad social, que es otro elemento de desigualdad vinculado a la disparidad en el acceso a los recursos. El hecho de que la aplicación de estas medidas no viene de los movimientos de extrema izquierda, sino por una institución internacional como el FMI y se expresa como una señal de alarma, sólo puede significar que la situación social de los países avanzados como un peligro para la la estabilidad de los mismos países que forman parte de los sistemas económicos más ricos, pero sólo en su conjunto. Además de resolver la situación actual, también hay que actuar en el futuro, donde el aumento de la automatización amenaza tiempos peores para la cuestión de las desigualdades. El momento actual puede fomentar las reformas en la dirección de reducir las diferencias de ingresos, debido a que la recuperación económica parece haberse convertido estable y, por tanto, ofrece una mayor libertad de acción para utilizar los impuestos. Desde el punto de vista político, la redistribución del ingreso, capaz de lograr una mayor igualdad, puede protegerse de la declaración de los movimientos y partidos populistas y de esta manera lograr una mayor concienciación de la democracia, que en momentos como éste, puede correr el riesgo de debilitamiento. Sin embargo, esta situación era ya evidente incluso sin el subrayado del Fondo Monetario Internacional, pero su llamada a ser una motivación extra para que los gobiernos actúan de esta manera, dando cuenta de que se trata de una cuestión ya no ser pospuesta. De lo contrario, se perderá la cohesión social y un cierto crecimiento en el crecimiento, y la falta de confianza en las instituciones se perderá, con consecuencias negativas fácilmente previsibles.

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