La sentencia del Tribunal de Apelaciones de Washington no considera válida la inmunidad de Trump, por haber intentado cambiar el resultado electoral, tras el desenlace que llevó a Biden a ser el nuevo presidente de Estados Unidos. El fallo del tribunal, compuesto por tres jueces, llegó por unanimidad, refutando la defensa de Trump, que apuntaba a la inmunidad total ante la ley, incluso para actos realizados en casos en los que se extingue su poder. Esta defensa, refutada por el tribunal, presupone que el cargo de presidente de Estados Unidos equivale a un soberano absoluto, es decir, no sujeto a ninguna ley terrenal; además, la tesis de defensa pone en duda el reconocimiento natural de la respuesta electoral y de la propia separación de poderes, porque colocaría al cargo presidencial por encima de las regulaciones. Un aspecto a destacar es que uno de los tres jueces tiene antecedentes conservadores y fue designado por el propio Trump. Un aspecto fundamental de la sentencia es que el presidente estadounidense puede ser acusado de crímenes cometidos durante su mandato: se trata de una resolución muy relevante desde el punto de vista jurídico, porque es la primera vez que se adopta en la legislación estadounidense y que establece que las inmunidades pertenecen al cargo presidencial y no a la persona, por lo que una vez vencidas se deja de gozar de inmunidad. Hay dos opciones para que la defensa de Trump apele el fallo de la Corte de Apelaciones de Washington: la primera consistiría en presentar la apelación ante todos los jueces del Circuito de Washington, técnicamente definida como "apelación en pleno", sin embargo esta solución parece poco probable. porque según los juristas sería improbable un cambio en la sentencia o, y esta es la segunda opción, el recurso puede tener lugar ante el Tribunal Supremo, compuesto por seis miembros republicanos y tres demócratas. Esta elección también tendría un valor político táctico, dado que la Corte Suprema, para esta sesión, que finalizará en julio, ya no debería aceptar casos, dejando la cuestión pendiente, solución preferida por el propio Trump; sin embargo, también podría ser probable que, dada la gravedad del asunto, el Presidente de la Corte incluya la probable apelación en la presente sesión. En cualquier caso, tanto la sentencia como el recurso generan dudas sobre el futuro jurídico de Trump, que sigue siendo el candidato más probable del Partido Republicano en las elecciones del 5 de noviembre, también porque ya hay dos recursos del primero ante el Tribunal Supremo. presidente en relación con las decisiones de los estados de Maine y Colorado, que prohibieron la candidatura de Trump, nuevamente debido a los acontecimientos posteriores a su derrota electoral de 2020. Una posibilidad reconocida por algunos juristas es el posible rechazo de las decisiones de Maine y Colorado, por parte de la Corte Suprema, pero la confirmación del fallo de la Corte de Apelaciones de Washington, que contiene argumentos jurídicamente relevantes contra Trump y que podría llevarlo a juicio, precisamente porque su actitud interfirió en el proceso de recuento y verificación de los votos, un asunto completamente fuera de la competencia presidencial: esto representaría un ataque a la estructura del Estado; una acusación que es difícil de refutar. Mientras tanto, sin embargo, la campaña presidencial de Trump avanza triunfalmente y el único candidato todavía presente, Nikky Halley, tiene muy pocas posibilidades de devolver al Partido Republicano a su camino político tradicional y, por tanto, de competir seriamente por la candidatura presidencial de Trump. La cuestión jurídica surge en un contexto de profunda división y radicalización entre los dos electorados, donde los partidos contendientes se han distanciado aún más en todos los asuntos, tanto de política interna como económica e internacional. Además, el precedente de la insurrección del Capitolio identifica a los partidarios de Trump, ciertamente no a todos, como capaces de realizar gestos violentos en abierto conflicto con las leyes federales. Por otro lado, posponer la decisión sobre las decisiones de los estados de Maine y Colorado y sobre el fallo de la Corte de Apelaciones de Washington podría generar serias dudas sobre la imparcialidad real de la Corte Suprema, generando un cortocircuito institucional capaz de paralizar el proceso. país, en un momento donde la situación internacional exige decisiones rápidas. Si el resultado con Trump como candidato está en juego, quizás con otro candidato republicano podría surgir una situación que impondría una renovación incluso entre los demócratas, pero el tiempo se acaba, poniendo en riesgo todo el equilibrio occidental.
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