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martedì 19 maggio 2015

El gobierno libio no aceptará ninguna violación de la soberanía a luchar contra la inmigración ilegal

El gobierno libio rechaza la Unión Europea para llevar a cabo operaciones militares en su territorio y en su mar territorial, en contra de las bandas criminales que organizan el tráfico de seres humanos. Por lo que no puede ocurrir en cualquier violación de la soberanía de Libia, pero la declaración del portavoz del gobierno reconocido por la comunidad internacional, puede abrir nuevas posibilidades para Bruselas. Es, de hecho, confirmó la voluntad de cooperar con la Unión Europea en la lucha contra el contrabando. Estas son declaraciones de principios, que no aclaran cuáles son las verdaderas intenciones del gobierno de Tobruk, pero que, por ahora, son suficientes para frustrar la iniciativa europea. Probablemente el gobierno libio elegido, pero huyó a Tobruk, con este movimiento pretende alcanzar dos objetivos: el primero es el frente interno y quiere ganar credibilidad ante el gobierno confesionario asumió el poder en Trípoli. Mientras que en el segundo caso se trataría de una ayuda importante en términos de apoyo no sólo militar, sino también diplomática, para afirmar su soberanía sobre la tierra. Este aspecto también está estrechamente vinculada a las necesidades de Europa como el gobierno controla sólo unas pocas regiones de Tobruk, en Libia y los puertos de salida de los barcos de inmigrantes se encuentran en zonas controladas por el gobierno de Trípoli. Para Europa, sin embargo, es una especie de trampa con la que es muy arriesgado para confrontar. Lo ideal sería que el gobierno ayuda militar Tobruk, que puede derrotar a los oponentes en Trípoli. Este escenario daría lugar a un empleo militar correspondiente a Bruselas, con la embarcaciones, aeronaves y tierra y, en caso de éxito, tendría sus ventajas. Un Libia casi normalizado, se aseguraría un mayor control de la cuestión de la inmigración, se aseguraría la estabilidad del suministro de energía y eliminar el peligro de las muchas bases terroristas de militantes islámicos en su territorio. Pero esto no se quiere decir hazaña, la inversión sería enorme y los riesgos para los soldados europeos involucrados, muy considerable. Seguro que tienen más aciertos que el programa para hundir cualquier barco y finalmente Europa podrían asumir una apariencia de gran poder, asegurándose de que la alianza del país libio. Por el contrario la prohibición de violación de la soberanía de un gobierno, aunque ya se redujo a la mitad en el ejercicio del control del país, no garantiza la ya difícil la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y de la tercera fase del militar europea, ya está prácticamente cancelado. Ciertamente, la Unión Europea, podrá decidir seguir adelante de todos modos, sin el paraguas de la ONU y tratando de convencer al gobierno de Tobruk de mutua conveniencia. Pero en ese punto sería el gobierno en Trípoli para oponerse a las operaciones contra los traficantes, que probablemente no se pueden excluir los lazos. El camino tomado por Bruselas aparece ninguna manera evidente, a menos que la intención de abrazar la causa del gobierno a tomar medidas radicales y Tobruk, en la que aparece objetivamente difícil de conciliar los miembros de la Unión. Mientras tanto, la situación de la migración sigue empeorando, y el hecho de que el plan se desarrolló sin consultar al gobierno libio, revela signos preocupantes de amateurismo.

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