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venerdì 19 giugno 2015

Las causas de la emigración Eritrea

Una de las nacionalidades que más ayudaron a engrosar el fenómeno migratorio es que los eritreos. La situación interna del país está condicionado por un ejecutivo que es la violación sistemática de los derechos humanos a su manera de gobernar. Esta práctica ha sido definida por un informe de la ONU de una manera similar a los crímenes contra la humanidad. El sistema de coerción de la población de Eritrea se basa en la falta de juicio equilibrado, que se ejecuta a través de un cómplice aparato legal del gobierno, que, básicamente, autoriza prácticas extrajudiciales, varios tipos de tortura, incluida sexual y la obligación del trabajo forzoso. La presencia de la Comisión de las Naciones Unidas no se le permitió en el país de Eritrea, y que de hecho es una evidencia de la conducta del gobierno de la nación africana, y ha tenido que recurrir a más de 550 testimonios delante de los miembros de la ONU, registrada en países extranjeros, a los que hay que añadir 160 informes escritos. El control sobre los eritreos que sucede con un aparato policial enorme, llamado digno de regímenes totalitarios, que está presente en todos los ámbitos de la sociedad en el país, con una red de informantes, que somete a los eritreos a un constante estado de miedo y el control que puede determinar la detención arbitraria, desaparición de personas, hasta la eliminación física. El control sobre los ciudadanos eritreos no es sólo el país, sino que se extiende también a las comunidades que viven fuera del país. El sistema penitenciario está estructurado para negar cualquier información a las familias de los detenidos y las condiciones de las prisiones son muy pobres en cuanto a la higiene y el cuidado médico, también a causa de hacinamiento excesivo a los que hay que añadir la ' el uso sistemático de la tortura; Estas condiciones determinan un gran número de suicidio. La obligación del servicio militar es, de hecho, una forma de esclavitud legalizada obligando a los reclutas a trabajos forzados y en el que el abuso se produce con incluso el abuso sexual. Por supuesto que en el país la libertad de prensa y religiosa que están totalmente ausentes. Estas condiciones determinan la gran migración que obliga a escapar gran parte de la población de Eritrea, que merece ser considerado, al igual que en Siria, como proveniente de un país en guerra. El Occidente no tiene prioridad alguna forma de intervención en Eritrea, para derrocar al régimen que ocupa; sino un estado de emergencia en el país justificaría una mayor atención y demostración de la responsabilidad, aunque sólo sea para limitar la continua violencia en la que está sometida la población. La propia ONU debe poner en el orden del día una movilización capaz de crear las condiciones para una intervención; mientras tanto es inaceptable que los refugiados eritreos tienen dificultades para ser aceptada en Europa.

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