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martedì 2 gennaio 2018

Posibles razones externas para la crisis iraní

Las protestas iraníes, esta vez, no parecen estar originado por razones políticas, sino por la recesión económica, lo que llevó al aumento de la inflación y el aumento de los precios, entre los cuales, los artículos de primera necesidad. La población está decepcionada por los efectos largamente esperados y fallidos del acuerdo nuclear, que sería la fuerza impulsora para reiniciar la economía iraní. Uno de los principales factores que han contribuido a la causa de esta situación es la elección de Trump como presidente de los Estados Unidos: el sucesor de Obama no siguió la política de su predecesor y tomó una posición muy crítica con Teherán y en contra del acuerdo también firmado por los EE. UU., manteniendo efectivamente las sanciones contra Irán. La movida es instrumental para los lazos cada vez más estrechos que Washington entretiene con Arabia Saudita e Israel, enemigos históricos de Irán, aunque por diferentes razones. Los intereses concurrentes de estos tres poderes podrían haber determinado la crisis económica iraní, que ha resultado en manifestaciones callejeras en los últimos días. Para la corriente de Estados Unidos y sus aliados, una situación de desestabilización de Irán del país, puede dañar el gobierno reformista en el poder, puede representar una relación de contraste a la línea de expansión que Irán ha decidido llevar a cabo en Siria y el Líbano. Un debilitamiento de los reformadores con un posible retorno de los conservadores, podría permitirse el lujo de representar a Irán en un no liberal aún más y esto también podría dar lugar a una actitud diferente de los países europeos, por ahora decidido a mantener los compromisos en el acuerdo firmado en la energía nuclear. Indirectamente, los conservadores y religiosos iraníes podrían beneficiarse de estas protestas precisamente por un posible retorno al poder; no parece aleatorio que la ciudad desde la cual comenzaron las protestas sea solo una fortaleza de los movimientos más conservadores del país. Por otra parte, parece innegable que las fallas del gobierno son eficaces: la carga financiera a favor de una intervención militar en Siria y las inversiones y para detener el fundamentalismo sunita ha llevado a una falta de recursos que el gobierno ha decidido compensar con 'aumento de los costos en los sectores de productos básicos, como los alimentos, que tienen un impacto directo en la población. Un aspecto adicional de criticar el gobierno es el aumento de la corrupción en el país, lo que no permite una vida económica libre de los condicionamientos y otro factor de la resta para las finanzas del país, así como un motivo de denegación de la inversión extranjera, necesaria para la reactivación de la economía del país. Sin embargo, si esta lectura de la crisis actual tenía los fundamentos, la medida podría ser una apuesta de no poca importancia por Estados Unidos y sus aliados: el retorno de los conservadores y el poder religioso de ultra sólo podría exacerbar la crisis actual con una deriva potencialmente peligrosa, no solo para la región, sino para el equilibrio del mundo entero. Si desea agravar la situación interna de un país, incluso mediante el uso descuidado de las redes sociales y es el presidente de la mayor potencia mundial, hay algo que no es bueno; la percepción es que una vez más el diletantismo de Trump prevalece sobre la prudencia necesaria que se necesitaría en la política exterior. Las consecuencias de una crisis iraní también podrían tener repercusiones en la relación, ya difícil, entre Washington y Moscú, especialmente después de que el Kremlin ha hecho saber a creer una excesiva cepas intromisión en lo que considera los asuntos exclusivos de Teherán. La relación entre Irán y Rusia se ha fortalecido particularmente con la alianza que sirvió para gestionar la crisis siria, donde ambos países tenían objetivos comunes. Elevar la tensión con Rusia, incluso por la crisis interna de Irán, podría crear una tarea muy perjudicial para el escenario internacional de la tensión, sería preferible un perfil bajo, que no privilegia los intereses de algunos aliado regional; sin embargo, la política de la Casa Blanca parece moverse cada vez más hacia el este, ignorando la relación natural con Europa, que, hasta ahora, ha permanecido muy cautelosa sobre los acontecimientos iraníes. Para el mundo un Irán que se convierte en el bastión exclusivo de los chiítas no es muy útil, como opuesta conveniencia de la participación de Teherán en la política internacional: un programa que Obama no ha logrado completar y que sea hecho requiere la situación económica de un país Iraní muy diferente del actual. Para Europa, podría ser la doble ocasión de desempeñar un papel de importancia primordial tanto en el campo diplomático como en el económico.

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