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mercoledì 28 agosto 2019

El primer ministro británico bloquea el parlamento británico

El primer ministro británico, para llegar a la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea sin acuerdos, involucró a la Reina, pidiendo posponer el discurso ante el parlamento para el nuevo gobierno, el 14 de octubre. De esta forma, el parlamento inglés no podría discutir las formas de salida y las medidas correctivas. La medida adoptada se asemeja a un golpe de estado, ya que parece una violación abierta de la práctica constitucional, porque es una disposición que nunca se ha adoptado, excepto con motivo de la Guerra Civil Inglesa en 1600, que terminó con la decapitación del Rey Carlos Primero, que había bloqueado El parlamento. Las reacciones de los parlamentarios británicos han sido de profundo desdén, porque la democracia británica es una democracia parlamentaria que no puede discutir un tema fundamental como abandonar la Unión. La política inglesa conoce así un nuevo punto más bajo en su historia, pero el descenso no parece haberse detenido desde que se celebró el referéndum consultivo, al salir de Europa. Después de todo, el nivel del primer ministro actual es tal que uno podría prever una deriva como la actual, incluso si fuera difícil predecir tal decisión. Una vez más, la clase política británica no ha podido expresar un representante digno de ese nombre, y continúa confiando al país, tanto en la mayoría como en la oposición, a personalidades de un nivel cada vez más pobre, autores de políticas indecisas y solo capaces de encontrar soluciones temporales y nunca efectivas. La decisión actual, sin embargo, asume una gravedad particular porque degrada la institución parlamentaria, donde se sientan los representantes elegidos del pueblo británico. El primer ministro actual, para continuar su batalla personal contra Europa y en desacato a casi la mitad de los votantes opuestos a esta decisión, llega a implementar una decisión que no puede dejar de tener consecuencias también a nivel personal. Probablemente, el deseo de pasar a la historia como el que sacó a Inglaterra de Europa y cerrar un problema que ha estado sucediendo durante demasiado tiempo, ha llevado al primer ministro a un claro error de evaluación. Mientras tanto, la libra sufre una fuerte depreciación y las perspectivas para la economía británica parecen decididamente negativas. La falta de acuerdo tendrá graves consecuencias, definidas por algunos incluso analistas catastróficos, para la economía británica, que ningún acuerdo con los Estados Unidos, como prometió Trump, podrá mitigar. Las oposiciones, pero también los conservadores que se oponen a la salida sin un acuerdo, amenazaron la construcción de un parlamento alternativo y algunos conservadores a favor de Europa amenazaron con votar desconfiando del primer ministro expresado por su partido. De esta manera, la política inglesa se arriesga a la parálisis, pero también al colapso, una especie de implosión capaz de llevar al país a un estado de grave falta de condiciones para la gobernabilidad. De hecho, también debemos pensar en la disponibilidad de un parlamento, que ha sido suspendido por sus prerrogativas, contra un gobierno que, tarde o temprano, tendrá que presentar sus disposiciones. Además, la credibilidad, ya pequeña, del primer ministro británico sufre otra disminución debido a razones obvias, lo que también tendrá consecuencias en la audiencia internacional, siempre y cuando logre mantener el cargo durante mucho tiempo.

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