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mercoledì 30 settembre 2020

Turquía emplea mercenarios musulmanes en Nagorno Karabaj

Turquía, en apoyo de Azerbaiyán, intenta caracterizar el conflicto en curso también como una guerra de religión; de hecho, la presencia de mercenarios islámicos del norte del país norteño podría interpretarse en este sentido. Este elemento religioso podría tener un doble valor: por un lado de carácter práctico y militar para emplear mercenarios ya entrenados en la guerra de guerrillas y decididos contra el enemigo cristiano, por otro lado darían sentido a la presencia turca de una especie de representación islámica en el conflicto, funcional a las intenciones de Ankara de ser acreditado como representante y defensor de la religión islámica. El contingente sirio estaría compuesto por unos 4000 hombres, que ya luchan junto a las fuerzas azerbaiyanas. Esta presencia también podría leerse en oposición al deseo egipcio de ponerse del lado de Armenia y abrir una competencia con un significado religioso como factor geopolítico; sin embargo, el apoyo turco también incluye el uso de personal del ejército de Ankara y el uso de drones y aviones militares. La intención de Erdogan es lograr la victoria de Azerbaiyán y, en consecuencia, ocupar la región y alentar el regreso de aproximadamente un millón de azerbaiyanos que se han visto obligados a abandonar el territorio de mayoría armenia. Con esta victoria, el presidente turco intenta obtener un argumento que se pueda utilizar a su favor, tanto a nivel nacional como internacional, para reactivar su proyecto de hacer de Turquía un actor regional. La ampliación a territorios que Rusia considera su influencia indica que Rusia se ha convertido en el objetivo a golpear aprovechando las dificultades internas de Moscú y sus difíciles compromisos en los escenarios internacionales. El hecho de que Erdogan quiera explotar el conflicto, siempre latente y nunca definido, de Nagorno Karabaj, significa que Turquía quiere extender su influencia en un área islámica, aunque de mayoría chií, donde se habla una lengua muy similar al turco; por lo tanto, un carácter tanto cultural como religioso. La visión turca prevé una estabilidad de la zona conseguida en detrimento de Armenia, aliada de Moscú. El riesgo de Erdogan parece ser cualquier cosa menos calculado, de hecho, parece una apuesta casi desesperada, lo que revela cómo su gestión del poder no es tan sólida como él quiere creer. La entrada directa de Rusia en escena es un hecho que es muy probable que ocurra y que provocaría un conflicto entre Moscú y Ankara; Las posibilidades de éxito de Erdogan solo pueden ocurrir si esta eventualidad no ocurre y, para que eso suceda, Azerbaiyán debe recuperar Nagorno Karabaj bajo su control lo antes posible, poniendo fin a las hostilidades. Una posible intervención rusa al final del conflicto no tendría la justificación para defender a los armenios y sería más complicada desde un punto de vista operativo. Las próximas horas serán decisivas para el desarrollo de los combates; Mientras tanto, esta situación demuestra una vez más cómo Erdogan es un político poco confiable y sin escrúpulos, dispuesto a insertar la religión para promover sus propósitos, sin tomar en cuenta las posibles implicaciones. Menos mal que un país como este no ha entrado en Europa.

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